Normas de Conducta

Sobre la Moral y la Conducta Humana

Nosotros encendemos el horno para que todo el mundo cueza en el pan. Yo, si vivo, me pasare la vida a la puerta del horno, impidiendo que le nieguen pan a nadie, y menos, por la leccion de la caridad, a quien no trajo harina para el.

Es necesario poner de moda la virtud.

Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede mas que un ejercito.

La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razon, el conocimiento de la armonia del universo, y la practica constante de la generosidad. El que la busque en otra parte, no la hallara: que despues de haber gustado todas las copas de la vida, solo en esas se encuentra sabor.

Tal como es admirable el que da su vida por servir a una gran idea, es abominable el que se vale de una gran idea para servir a sus esperanzas personales de gloria o de poder, aunque por ellas exponga la vida. El dar la vida solo constituye un derecho cuando se la da desinteresadamente.

El talento viene hecho y trae consigo la obligacion de servir con el al mundo, y no a nosotros, que no nos lo dimos.
De modo que emplear en nuestro beneficio exclusivo lo que no es nuestro, es un robo. La cultura, por lo que el talento brilla, tampoco es nuestra por entero, ni podemos disponer de ella para nuestro bien, sino es principalmente de nuestra patria, que nos la dio, y de la humanidad, a quien heredamos. Es un ladron el hombre egoista.

El que pudo ser antorcha, y desciende a ser mandibula, deserta.

El nino, desde que puede pensar, debe pensar en todo lo que ve, debe padecer por todos los que nopueden vivir con honradez, debe trabajar porue puedan ser honrados todos los hombres, y debe ser un hombre honrado. El nino que no piensa en lo que sucede a su alrededor, y se contenta con vivir, sin saber si vive honradamente, es como un hombre que vive del trabajo de un bribon, y esta en camino de ser bribon.

Cada ser humano lleva en si un hombre ideal, lo mismo que cada trozo de marmol contiene en bruto una estatua tan bella como la que el griego Praxiteles hizo del dios Apolo.

Es deber del hombre levantar al hombre: se es culpable de toda abyeccion que no se ayuda a remediar: solo son indignos de lastima los que siembran traicion, incendio y muerte por odio a la prosperidad ajena.

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonia cuando ven que los hmbres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro hay siempre otros que tienen en si el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana.

Por maravillosa compensacion de la naturzleza aquel que se da, crece; y el que se repliega en si, y vive de pequenos goces, y teme partirlos con los demas, y solo piensa avvariciosamente en beneficiar sus apetitos, se va trocando de hombre en soledad, y lleva el el pecho todas las canas del invierno, y llega a ser por dentro, y a parecer por fuera, insecto.

Un hombre no es una estatua tallada en un peso duro, con unos ojos que desean, una boca que se relame, y un diamante en la pechera de plata. Un hombre es un deber vivo; un depositario de fuerzas que no debe dejar en embrutecimiento, un ala.

A la raiz va el hombre verdadero. Radical no es mas que eso: el que va las raices. No se llame radical quien no vea las cosas en su fondo.

Emplearse en lo esteril cuando se puede hacer lo util; ocuparse en lo facil cuando se tienen brios para intentar lo
dificil, es despojar de su dignidad al talento. Todo el que deja de hacer lo que es capaz de hacer, peca.

Otros hombres famosos, todos palabra y hoja se evaporan. Quedan los hombres de acto; y sobre todo los de acto de amor. El acto es la dignidad de la grandeza.

El deber es feliz, aunque no lo parezca, y el cumplirlo puramente eleva el alma a un estado perenne de dulzura. El amor es el lazo de los hombres, el modo de ensenar y el centro del mundo.

De veras que hablan los hombres demasiado de peligros. Espantense otros de los riesgos sanos y naturales de la vida; nosotros no nos espantaremos! Nace el guao en el campo del hombre laborioso, y silba la serpiente desde sus agujeros escondidos y brilla el ojo de la lechua en los campanarios; pero el sol sigue alumbrando los ambitos del cielo, y la verdad continua incolume su marcha por la tierra.